En este momento estás viendo Elaboración de la Miel
Elaboración de la Miel

Elaboración de la Miel

Las abejas, muy previsoras

Preparándose para el invierno

Las abejas se preparan para el invierno acumulando en sus panales, durante la primavera y el verano, las reservas que necesitarán. Gracias a que son extremadamente previsoras (guardan más provisiones de las que realmente gastan) el apicultor puede retirar el excedente de miel sin poner en peligro la vida de la colonia. Ésta es la base de la apicultura.

 

La reina y sus competidoras

En primavera las abejas trabajan a ritmo febril recolectando el polen. Si la cosecha es abundante. la familia se multiplica y la colmena puede quedarse pequeña para tantos inquilinos. Ante la previ- sible falta de espacio y de alimento, y la llegada de nuevas princesas, la abeja reina podría aban- donar la colmena en busca de otro «reino» arrastrando consigo a casi la mitad de sus súbditos. Un fenómeno, conocido como el enjambrazón, que significaría una importante pérdida para el apicultor.

La recogida de la miel

La miel sólo se puede recoger una vez que esté madura, es decir, cuando las celdillas que la contienen estén selladas casi por completo. En algunas ocasiones el apicultor puede retardar la extracción hasta el otoño, mientras que en otras puede adelantarse y retirar una primera alza en mayo y una segunda en octubre.

La retirada de la cera

Una vez que se han extraído las alzas, se llevan al obrador y se inicia entonces la desoperculación, que con- siste en retirar la cera que cierra las celdas y recolectar así la miel. Es un proceso que los pequeños apicul- tores continúan realizando a mano, porque requiere mucha delicadeza para no destruir las celdas.

La filtración

La miel recogida se filtra una o dos veces para limpiarla de las impurezas y los residuos, y luego, en un pro- ceso semejante a la elaboración del vino, se deposita en los maduradores.

Ultima fase: la maduración

El madurador es un recipiente parecido a una tina de vino donde la miel se clarifica y madura por decantación. Los fragmentos de cera, el polvo y otras partículas quedan en la superficie, mientras que la miel, a medida que pierde agua, se acumula en la parte baja del depósito. De dos a cinco semanas después, en función del grado de humedad, la miel estará lista. Conviene trasladarla inmediatamente a su envase definitivo, ya que cuanto más se manipula más aroma pierde. A la miel sólo le quedará superar una última prueba: la del paladar.

La miel, sin fecha de caducidad

La miel no tiene fecha de caducidad y podemos conservarla eternamente. Bien envasada y a una temperatura constante de O °C, se mantendrá inalterada tanto en su aspecto como en sus propiedades durante muchí- simos años. En el museo de Agricultura de Dokki, en Egipto, se conservan tarros de miel, comestibles, que se remontan al año 1400 a. C.

Deja una respuesta